diciembre 02, 2006

De paso...

En Nueva York los perros pasean a sus dueños como me pasean a mi mis recuerdos. Me llevan por calles y rincones ya vividos donde me asaltan risas, cansancios o nudos vitales en los que me dejo atrapar.

En Nueva York hay un sitio donde todo el mundo sabe mi nombre. Donde me abrazan y me besan al entrar. Donde el único carpintero bucedor de Manhattan me sonríe con la alegría del viejo amigo desde su taburete de cliente habitual.

En Nueva York todo el mundo está cansado porque no tienen refugios ni hogares, sólo sitios de paso.

En Nueva York hay mucha gente mala, pero yo no la conozco.

En Nueva York empiezo a sentirme como en casa.